Metatérminos

    Hash

    Un hash es una función matemática que toma una entrada (como un archivo, un mensaje o cualquier tipo de dato) y devuelve una cadena de caracteres alfanuméricos de longitud fija, que representa de manera única esa entrada. Dicho de forma simple, es como nuestro número de identificación del documento de identidad del país en el que residimos: se compone de una secuencia de caracteres única que nos define inequívocamente.

    Así pues, los códigos hash son únicos e irrepetibles, puesto que no encontraremos dos idénticos y cada uno representa a un único archivo. Además, son unidireccionales, en el sentido de que el hash se genera a partir de las propiedades del archivo, pero las propiedades del archivo no pueden adivinarse analizando un código hash.

    Estas dos propiedades de las funciones hash tiene una consecuencia directa: cualquier mínimo cambio en el archivo puede provocar una avalancha de cambios automáticos en el código hash.

    ¿Cómo se genera un código hash?

    Un hash se genera de la siguiente forma:

    • Entrada de datos: La función hash recibe un input, que puede ser cualquier tipo de dato, como un archivo, un mensaje, una contraseña, etc.
    • Procesamiento: Aplica un algoritmo matemático específico a la entrada recibida que realiza una serie de cálculos basados en los datos de entrada para generar una cadena de caracteres única.
    • Generación del hash: Como resultado de estos cálculos, se produce el código hash, único para dicha entrada en representación de la información que contiene.
    • Salida del hash: Finalmente, la función hash devuelve el código hash generado como salida y se le asigna al archivo.

    ¿Para qué sirven los hashes?

    Los códigos hash son un componente central de la tecnología de blockchain, de uso frecuente en el sistema bancario y transaccional por sus ventajas en materia de ciberseguridad. Por extensión, los códigos hash tienen las siguientes aplicaciones prácticas:

    Almacenamiento seguro de contraseñas 

    En lugar de almacenar las contraseñas de los usuarios en texto plano, los sistemas de autenticación más actuales almacenan el hash de las contraseñas. Cuando un usuario intenta iniciar sesión, el sistema compara el hash de la contraseña ingresada con el hash almacenado en la base de datos. Gracias a esta tecnología, si un atacante accede a la base de datos, solo verá los hashes en lugar de las contraseñas reales y no podrá descifrarla.

    Integridad de los datos

    Los hashes se utilizan para verificar si los datos han sido alterados o corrompidos. Es decir, son útiles para identificar brechas de seguridad y deducir alguna actividad delictiva en línea. Por ejemplo, al descargar un archivo de Internet, se puede proporcionar un hash del archivo original. Después de descargarlo, puedes calcular el hash del archivo descargado y compararlo con el hash original para asegurarte de que no se haya modificado.

    Indexación rápida de información

    Las funciones hash se utilizan en la creación de estructuras de datos como las tablas hash, que permiten un acceso rápido a la información almacenada. Estas estructuras se utilizan en bases de datos, sistemas de búsqueda y otras aplicaciones donde se requiere una recuperación rápida de datos.

    Criptografía

    En la criptografía, los hashes se utilizan en la creación de firmas digitales, donde el hash de un mensaje se cifra con la clave privada del remitente para verificar la autenticidad del mensaje y generar una secuencia de caracteres única a modo de firma personal.

    Criptomonedas y NFT

    En las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum, se utilizan funciones hash para garantizar la seguridad y la integridad de la cadena de bloques. Por ejemplo, en Bitcoin, se utiliza la función hash SHA-256 para calcular el hash de cada bloque en la cadena. Este uso de los códigos hash también lo vemos en la creación de NFT (activos digitales no fungibles).