Robótica cognitiva: una gran oportunidad para la inteligencia artificial
La robótica cognitiva busca comprender los modelos cognitivos que rigen la inteligencia humana y plasmarlos en robots. Su objetivo es hacer posible que los robots tomen decisiones de forma proactiva y que reconfigure sus acciones de forma autónoma en función de la situación a la que se estén enfrentando. Además, otra meta de la robótica cognitiva es simplificar y naturalizar las interacciones entre los humanos y las máquinas.
Si lo pensamos bien, la robótica cognitiva es una mezcla de robótica como disciplina general, dedicada a la confección y programación de robots, y de la ciencia cognitiva, orientada al estudio de la mente y cognición humana.
Esta rama interdisciplinaria de la ciencia combina elementos de la psicología, la lingüística, la filosofía, la neurociencia y la inteligencia artificial para comprender cómo las personas perciben, piensan, aprenden y resuelven problemas. Supone, por tanto, una fuente de aportes muy valiosa para la creación de robots con capacidades cognitivas y sensoriales más cercanas a las de los seres humanos.
Un ejemplo de los últimos avances en robótica cognitiva es Ameca, desarrollado por la empresa Enginereed Arts, un robot humanoide que es capaz de expresar emociones a través de expresiones faciales, mantener conversaciones con personas mediante el reconocimiento facial y comprender lo que sucede en su entorno.
¿Qué diferencia a la robótica cognitiva de la robótica?
Aunque parezca evidente, lo que diferencia a la robótica cognitiva es que se centra en dotar a los robots de habilidades puramente cognitivas como la percepción, la atención, la anticipación, la planificación, la memoria, el aprendizaje y el razonamiento.
En no pocas ocasiones, por las películas y algunos avances tecnológicos que se magnifican en los medios de comunicación, hay gente que piensa que la robótica por sí sola engloba este campo, cuando no es así. En realidad, la gran mayoría de robots que existen a día de hoy son incapaces de aprender por sí solos, de retener recuerdos y no se les atisba un ápice de razonamiento.
De hecho, la mayor parte de robots hoy día se encuentran en fábricas manufactureras, y carecen de cualquier habilidad sensorial. Es decir, están programados para realizar una tarea monótona exclusivamente.
Lo que se conoce popularmente como “robótica” suele hacer referencia casi siempre a la robótica industrial, que, si bien es de suma importancia para la automatización industrial, dista mucho de los propósitos de la robótica cognitiva. De hecho, la robótica industrial es fundamental para que los seres humanos puedan prescindir de dedicarse a las tareas más peligrosas y dañinas, por lo que mejoran con creces la productividad y la seguridad de los trabajadores de cuello azul.
Entonces, la robótica cognitiva se vuelca en el desarrollo de la cognición en robots. Es decir, máquinas que puedan razonar, recordar, aprender, comunicarse entre sí y con otros seres humanos. Los prototipos de robots que persigue la robótica cognitiva se caracterizan por ser inteligentes, explotar la creatividad y transmitir cierto carisma propio.
Robótica del desarrollo y robótica cognitiva
La robótica del desarrollo (developmental robotics, en inglés) o robótica epigenética es una rama secundaria de la robótica cognitiva que intenta incorporar en los robots los principios y mecanismos de desarrollo mental propio de los niños pequeños.
Esta se nutre también de la psicología cognitiva y del desarrollo para poder desentrañar los procesos mentales que evolucionan en la cognición de un niño hasta su adultez, para poder dotar a los robots con la capacidad del autoaprendizaje progresivo. De esta forma, los robots podrían ir adquiriendo paulatinamente un conjunto muy complejo de habilidades mentales y sensoriomotrices.
Lo que más destaca a la robótica epigenética es que no aspira a crear robots mediante la programación, sino a generar un sistema de aprendizaje autónomo por el que los robots se vayan desarrollando en procesos similares a los del ser humano desde su concepción hasta su llegada a la adultez.
Así pues, se trata de una corriente de robótica cognitiva que alberga un gran potencial en vista de los avances en algoritmos de aprendizaje profundo y diseño de robots que están teniendo lugar en esta época tecnológica.
La inteligencia artificial: una oportunidad de oro para la robótica cognitiva
En los últimos años, ha habido avances significativos en el campo del aprendizaje automático e inteligencia artificial. Y evidentemente, ¡la robótica cognitiva no ha tardado en beneficiarse de los adelantos de esta Cuarta Revolución Industrial!
El aprendizaje automático implica el desarrollo de algoritmos y modelos que permiten a las máquinas aprender a partir de datos y mejorar su rendimiento en tareas específicas. La inteligencia artificial, por su parte, busca crear sistemas capaces de realizar tareas que requieren inteligencia humana, como el razonamiento, la comprensión del lenguaje y la toma de decisiones.
Con el aprendizaje automático o machine learning, se puede entrenar a los robots con grandes cantidades de información y perfeccionar sus algoritmos para que aprendan responder ante determinados estímulos y resolver problemas que presentan un contexto y diferentes variables. A su vez, los grandes avances en programación del lenguaje natural facilitan una comunicación fluida y coherente entre los humanos y las máquinas.
No nos engañemos; Roma no se hizo en un día. Todavía quedan muchos avances en robótica cognitiva para poder fabricar robots futuristas que sientan, piensen, colaboren y actúen por sí mismos tal y como vemos en las películas. Pero ahí está el germen: la robótica cognitiva tiene hoy día todas las herramientas necesarias para poder revolucionar la vida humana como la conocemos.
Dilemas éticos en robótica cognitiva
El nacimiento de nuevas tecnologías viene acompañado de debates morales y filosóficos que intentan marcar el límite de estos avances que van potenciándose y humanizándose a pasos agigantados.
De igual forma, también la inteligencia artificial se enfrenta a problemas éticos que comprenden diferentes puntos de vista. Así pues, en EducaOpen queremos formularse una serie de interrogantes éticos sobre la robótica cognitiva para que te los plantees:
- ¿Deberían los robots tener la capacidad de tomar decisiones autónomas en situaciones críticas, y hasta qué punto?
- ¿Quién es responsable cuando un robot cognitivo toma una decisión errónea que resulta en daño?
- ¿Cómo afectará la adopción de robots cognitivos a los empleos humanos?
- ¿Hasta qué punto los robots cognitivos pueden recopilar y analizar datos sobre las personas?
- ¿Qué tipo de relación deberíamos tener con los robots cognitivos?
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