La digitalización hace tiempo que llegó al mundo, pero no a todos de igual forma. Descubre los tipos de brecha digital.

Las diferentes caras de la brecha digital: un problema global

pablo.blanco
14/02/2024

La digitalización hace tiempo que llegó al mundo, y hoy día sigue avanzando a una velocidad vertiginosa por senderos imprevisibles. Sin embargo, no todo el mundo ha llegado a la digitalización de la misma forma. Es lo que denominamos la brecha digital: el contraste entre los que saben emplear la tecnología moderna y los que han quedado rezagados. La mayoría de los rezagados no se quedan atrás por voluntad propia, sino por una serie de circunstancias.

Estas circunstancias son de orden demográfico, económico, cultural y geográfico. Esta disparidad afecta muy negativamente a los que están en el lado aletargado de la brecha, ya que les impide adquirir las competencias digitales que el mundo y el progreso les exigen. Por extensión, la falta de alfabetización digital de estos grupos les aísla de parte del mundo y capa en gran medida sus oportunidades laborales. Hoy día, muchas organizaciones sin ánimo de lucro, gobiernos y organismos públicos luchan por cerrar la brecha digital y la conciben como un problema de primer orden.

Causas de la brecha digital

Como hemos dicho, la brecha digital existe por varias razones estructurales, por lo que podemos distinguir las siguientes facetas que la causan:

Por acceso y geografía

A esta disparidad la podemos llamar brecha digital geográfica. Se refiere a la desigualdad de acceso a Internet y a las nuevas tecnologías según la ubicación geográfica o zona en la que residan las personas. Dentro de la brecha geográfica, distinguimos la brecha digital global, que se refiere a la diferencia de acceso a Internet según por naciones o bloques económicos. 

Por ejemplo, en países como Sudán del Sur, República Democrática del Congo o República Centroafricana se registran las tasas de uso de Internet más bajas (no alcanza el 10% de la población). Por otra parte, el 80% de la población de casi todos los países de Europa han utilizado Internet.

Pero la brecha digital geográfica no solo cubre las desigualdades macroscópicas, sino también a una escala menor. Por ejemplo, las zonas más rurales tienen menos acceso a Internet que las urbes. Esto se debe principalmente porque el terreno y la falta de inversión no facilita que se construyan las infraestructuras necesarias para que los hogares de los pueblos se conecten a la red.

Por edad

Si bien es cierto que la brecha digital se ha ido reduciendo a pasos agigantados estos últimos años, incluso en las personas de mayor edad, todavía hay un porcentaje significativo de gente mayor que no usa Internet, principalmente porque no saben cómo manejarse con él. Según el Barómetro UDP (Unión Democrática de Pensionistas), el 40% de personas mayores de 65 años en España no usaba casi nunca Internet. 

Hemos de tener en cuenta que estas personas han vivido gran parte de su vida fuera de lo digital, por lo que no han desarrollado una intuición tecnológica, como sí pasa en personas más jóvenes. Les supone un esfuerzo cognitivo y adaptativo sustancial al que, en muchos casos, no están dispuestos a someterse. Si bien la gente mayor puede vivir “bien” sin Internet, sí pueden encontrarse con ciertos obstáculos a la hora de realizar trámites con los bancos o la Administración Pública, que cada vez digitalizan más sus procedimientos. Por ejemplo, a un anciano puede complicársele pedir cita para su médico de cabecera por ordenador o retirar su pensión mensual del cajero.

Económica

Aunque hoy día pagar una tarifa de Internet no supone un gasto mayúsculo y hay opciones que se ajustan a todos los bolsillos, hay todavía muchas familias que no pueden costearse una cuota mensual de Internet o adquirir dispositivos tecnológicos como un ordenador o un smartphone. En muchos casos, estas personas cuentan con un acceso restringido a Internet o tienen que conectarse a redes wifi públicas. Y es que si nos dan a elegir entre el comer y la tecnología, las personas prefieren subsistir.

Esta brecha digital económica también repercute en la formación, especialmente de los más pequeños. Cada vez con mayor frecuencia, los profesores mandan deberes que requieren de una conexión a Internet en casa y un ordenador. Para los alumnos que no disponen de estos medios, hacer estos deberes les puede resultar muy complicado.

Brecha digital de género

Podemos decir que la brecha digital de género es la diferencia de uso de Internet por sexo, es decir, entre hombres y mujeres. En general, los porcentajes de uso de Internet en las personas jóvenes son casi idénticos en ambos sexos, por lo que podríamos concluir que la brecha digital de género en la juventud está casi extinta en este sentido. Sin embargo, sí se observan disparidades estadísticas por sexo en las personas mayores.

No obstante, cuando hablamos de brecha digital de género, también aludimos a la escasa proliferación de mujeres en el sector de las TIC. Esta sí es más pronunciada: el 19% del personal del sector tecnológico son mujeres. Algunas personas señalan discriminaciones de orden estructural para explicar esta brecha, y otras refieren a la falta de interés intrínseca de muchas mujeres por la programación. Las razones de la brecha digital de género son objeto de debate.

Estrategias para reducir la brecha digital

Reducir la brecha digital no es un asunto baladí, sino que es un problema multifactorial que debe abordarse desde diferentes ángulos. Tanto las empresas privadas como los gobiernos nacionales y locales deben poner de su parte para poder atajarlo, teniendo en cuenta medidas como las siguientes:

Acceso a Internet asequible

Una de las principales barreras para cerrar la brecha digital es abaratar el coste del acceso a Internet. Se han de implementar políticas que pongan a disposición de los ciudadanos un servicio de Internet de calidad para que todo el mundo, indistintamente de sus condiciones, pueda conectarse. 

Esto implica por parte de los entes públicos y privados construir la infraestructura de telecomunicaciones adecuada e imponer medidas regulatorias que fomenten la competencia entre operadoras, de forma que se reduzcan los precios para los consumidores.

Inversión en infraestructura

Como venimos diciendo, es fundamental mejorar la infraestructura de telecomunicaciones, especialmente en áreas rurales y remotas. Para ello, se ha de expandir la cobertura de redes de banda ancha y proveer a los núcleos de población con acceso inalámbrico de alta velocidad.

Educación digital inclusiva

Toda la escuela primaria y secundaria debe incluir planes de alfabetización digital que enseñen habilidades básicas de tecnología a personas de todas las edades, incluidos niños, adultos mayores y personas con discapacidades. 

Estas píldoras para adquirir competencias digitales suelen integrarse dentro de todas las asignaturas de manera general. Es de esta forma que los alumnos aprenden a usar un ordenador, navegar por Internet de manera segura y aprovechar al máximo las herramientas digitales disponibles.

Dispositivos asequibles y accesibles

No basta con tener acceso a Internet si las personas no tienen los dispositivos necesarios para conectarse. Desde la Administración Pública pueden implementarse programas de subsidios o préstamos para que las personas de bajos ingresos puedan comprar dispositivos como ordenadores portátiles, tablets o teléfonos inteligentes.

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