ChatGPT en la educación: oportunidades y amenazas
Es muy probable que gran parte del profesorado ya esté al tanto de los potenciales de la inteligencia artificial generativa y, más concretamente, de ChatGPT. Se trata de un modelo de lenguaje en forma de chatbot que es capaz de dar respuestas muy enriquecidas y precisas a una gran serie de temáticas, por lo que supone una gran ayuda tanto para alumnos como docentes.
Si bien las aplicaciones de la IA en la educación son numerosas y prácticas, ChatGPT es una herramienta que suscita actualmente una gran controversia en el terreno educativo. Hay quienes defienden su uso a ultranza, otros que la denuestan con ímpetu y otros que no saben qué opinar sobre el impacto que está teniendo ChatGPT en el proceso de aprendizaje.
Hay que aclarar que ChatGPT no es una simple enciclopedia interactiva que recibe preguntas y lanza respuestas estandarizadas, sino un sistema de inteligencia artificial entrenado con una miríada de datos y que proporciona respuestas altamente adaptadas y altamente variadas.
¿Cuál es el potencial de ChatGPT en la educación?
A finales del siglo XX se generalizó el uso de ordenadores en la sociedad y, por supuesto, también fue calando poco a poco en las aulas. Hoy día, Internet es un recurso casi obligatorio para todos los docentes y los alumnos, y no hay tarea o clase que no referencie o beba del mundo virtual. También han ido haciéndose hueco en las aulas los proyectores e incluso las pizarras táctiles.
Lo mismo está ocurriendo con ChatGPT a pesar de las críticas que recibe: tanto los profesores como los alumnos recurren a él, aunque sea de forma tácita.
Cómo ChatGPT beneficia a los docentes
Con ChatGPT, los profesores pueden generar ideas para crear contenido formativo de forma más rápida e inspirada, así como idear actividades para los alumnos adaptadas a la asignatura y contexto. También les supone un apoyo a la hora de diseñar exámenes o reciclarlos de años pasados.
Otro proceso en el que ChatGPT agilizaría la labor docente, siempre que estos datos estén informatizados, sería en la corrección de exámenes, ya que podría leer cada uno rápidamente y aportar una retroalimentación acertada.
Vamos a poner un ejemplo de cómo ChatGPT podría ayudar a un docente a planificar una clase para alumnos de primaria que trate sobre el reciclaje y el medioambiente:
Como vemos, el chat nos ha estructurado la clase entera en menos de un minuto y nos ha dado unas cuantas ideas de actividades que podríamos hacer con los alumnos. A partir de este mensaje podemos pedirle más detalles sobre alguna actividad o contenido para que lo desarrolle en más detalle. Por ejemplo, nosotros le hemos pedido que se extienda sobre una actividad de reciclaje que nos ha propuesto:
Así pues, para los docentes ChatGPT es un repositorio inteligente muy valioso de recursos educativos casi infinito. Eso sí, esta herramienta a veces puede generar información equivocada o dar respuestas un tanto inconexas. Ya está el docente para verificar toda la información e implementarla de manera correcta en sus clases según corresponda.
Cómo ChatGPT beneficia a los estudiantes
Para los estudiantes, ChatGPT funciona como un consultorio de dudas, es decir, es como tener la faceta de sabiduría de un docente disponible las 24 horas del día. Esto beneficia a ambas partes: por un lado, los docentes no deben dedicar tanto tiempo a responder dudas y, por otro lado, los alumnos pueden resolver sus dudas al instante y hacer sus deberes de forma más fluida.
Además de aportar información educativa y resolver dudas generales y específicas, los alumnos pueden evaluar sus propios ejercicios con ChatGPT. Si bien su opinión no es infalible, un alumno puede preguntarle al chat cómo mejorar algún ensayo que haya escrito o pedirle que lo califique como si fuera un experto en la materia.
Peligros de ChatGPT en la educación
Más allá de los usos positivos que se le pueda dar a ChatGPT, tanto por parte de los alumnos como de los docentes, existen evidentes peligros que con certeza podrían influir negativamente en el aula.
A todos se nos puede venir a la mente el más evidente: los alumnos podrían emplear ChatGPT de forma abusiva para “hacer trampas”. Imagínate: el profesor manda a los alumnos analizar un poema con cierta importancia cultural. Los alumnos, en vez de intentar analizarlo por su cuenta, delegan esta tarea al completo a ChatGPT y retocan el resultado posteriormente para fingir que es suyo dicho análisis.
Este es solo un ejemplo de los miles de ejercicios que ChatGPT puede resolver con suma facilidad. Es decir, ChatGPT podría servir como una vía de escape fácil para que los alumnos se escaqueen de sus deberes y, por tanto, que el proceso de aprendizaje resulte del todo infructuoso.
Si bien todavía es pronto para dictar sentencia sobre los perjuicios que ChatGPT puede traer en la educación, no cuesta plantear cuáles serían los estragos previsibles de usos indebidos. De hecho, ya hay un estudio que indica los daños potenciales de ChatGPT en la educación: procrastinación, falta de disciplina, mermas en la capacidad de memoria y un rendimiento escolar deficiente.
Sin lugar a dudas, la generalización de ChatGPT y su alcance es un dilema moral cuya respuesta no está clara.
El futuro de la educación que deparan herramientas como ChatGPT
Hemos de tener en cuenta que el avance de la IA en estos últimos años ha sido vertiginoso. ChatGPT pasó a no existir para la población de a pie a estar en boca de todo el mundo en cuestión de un par de semanas desde su boom. Pero esta es una sola herramienta de las tantas que nos ofrece y que nos ofrecerá la inteligencia artificial, por lo que no es la única que puede impactar, para mal o para bien, en el sector educativo.
¿La educación se volverá más dinámica y los alumnos se volverán más independientes?, ¿verán los estudiantes ciertas capacidades cognitivas suyas mermadas?, ¿la figura del docente se verá desplazada? Todo esto son incógnitas de cuyas respuestas seremos testigos en un futuro, puede ser, no tan lejano como parece.
En EducaOpen opinamos que el avance de la tecnología es inexorable en cualquier ámbito. Por ello, los docentes deberán adaptarse a estos nuevos recursos para potenciar sus ventajas y mitigar o eludir sus desventajas. A su vez, no sería descabellado que los gobiernos terminaran por ponerle coto a tecnologías como ChatGPT para poder estudiar sus posibles consecuencias en una multitud de ámbitos, como la educación.
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